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La escena política argentina se mantiene en vilo. Lo que comenzó como una intervención programada para resolver un cuadro de urgencia ha derivado en un escenario de incertidumbre que mantiene a la expresidenta bajo estricta vigilancia profesional. Las luces del Sanatorio Otamendi no se apagan, y el flujo de información, aunque preciso, ha encendido las alarmas en el seno del Instituto Patria y en el arco oficialista. Tras ser intervenida por una patología abdominal aguda que requirió una respuesta inmediata del equipo quirúrgico, la evolución de Cristina Kirchner ha tomado un camino que obliga a los facultativos a recalcular los tiempos. Aunque la cirugía inicial fue catalogada como exitosa, el cuerpo médico ha emitido un nuevo comunicado que cambia el eje de la noticia y posterga cualquier posibilidad de retorno a su residencia.
Un cuadro que se extiende en el tiempo
El último informe oficial, difundido en las últimas horas, confirma que se debió recurrir a estudios de imagen avanzados para ratificar el diagnóstico inicial. Sin embargo, la noticia que todos esperaban el alta médica parece haber quedado fuera de la agenda inmediata. La exmandataria se encuentra en una etapa de observación minuciosa, donde cada signo vital es analizado bajo una lupa constante.
La complejidad de la situación radica en que, a pesar de no presentar cuadros febriles, el sistema digestivo de la paciente ha mostrado una respuesta lenta tras la intervención. Este fenómeno, habitual en cirugías de esta magnitud pero siempre delicado, ha forzado la implementación de medidas de soporte adicionales. Actualmente, el tratamiento se mantiene por vía endovenosa, asegurando que el proceso de drenaje y la administración de fármacos sean constantes para evitar retrocesos en la mejoría.
La controversia que traspasa las paredes de la clínica
Mientras el equipo médico se enfoca en la resolución del cuadro clínico, fuera del sanatorio la tensión política ha alcanzado niveles máximos. La elección del centro asistencial y el contexto en el que se desarrolla la internación han servido de combustible para un debate feroz en las redes sociales. Referentes del sector privado y figuras centrales de la administración actual no han tardado en señalar las contradicciones entre el discurso público y las decisiones personales de la dirigencia.
Desde el entorno legal de la expresidenta, la respuesta fue tajante. Se cuestionó la falta de empatía ante un proceso de salud delicado y se defendió la estructura del sistema sanitario nacional en todas sus vertientes. No obstante, las críticas no han cesado, centradas principalmente en comparaciones estadísticas sobre la inversión en salud de gestiones pasadas y el estado actual de los hospitales públicos.
El futuro inmediato
Por el momento, el parte es claro: «se mantiene la indicación de internación hasta la resolución del cuadro». No hay fechas tentativas ni proyecciones de salida. La autorización excepcional que permitió el traslado desde su domicilio en el barrio de Constitución sigue vigente, sujeta estrictamente a la evolución que dictaminen los especialistas del Otamendi.
La sociedad argentina permanece atenta a la próxima actualización oficial. En un clima de polarización extrema, la salud de una de las figuras más influyentes del país vuelve a poner a prueba la templanza de los actores políticos y la capacidad de respuesta de la medicina de alta complejidad.
EL SUPUESTO CARCINOMA DEL 2013
El 8 de octubre de 2013 la entonces presidenta fue operada por un hematoma subdural. La expresidenta fue monitoreada en la Quinta de Olivos, luego de que sintiera un hormigueo en su brazo izquierdo.
Estudios posteriores detectaron un coágulo entre el cerebro y el cráneo, producto de un golpe que había sufrido dos meses antes. "Estaba ordenando o juntando algún regalo que tenía del nieto, trastabilló y se golpeó", contó en aquel momento Martín Insaurralde, que diputado nacional del Frente para la Victoria entre 2013 y 2014.
La intervención fue realizada por Cristian Fuster, jefe de Neurocirugía del Instituto de Neurociencias (INCC) de la Fundación Favaloro, donde se realizó la intervención. Facundo Manes participó de una interconsulta por el tema.
Un año antes, Cristina Kirchner había sido intervenida por un supuesto "carcinoma papilar de tiroides" que después devino en "adenomas foliculares”, pero que pero que terminó siendo un "falso positivo". En la intervención, que duró alrededor de tres horas y media, se le extrajo la glándula tiroides.
La operación se realizó en el Hospital Universitario Austral de Pilar y tuvo un postoperatorio de 72 horas.
"El estudio histopatológico definitivo constató la presencia de nódulos en ambos lóbulos de la glándula tiroides de la Presidenta de la Nación, doctora Cristina Fernández de Kirchner, pero descartó la presencia de células cancerígenas, modificando el diagnóstico inicial de la punción", anunció oficialmente el entonces secretario de Medios, Alfredo Scoccimarro​, el 7 de enero del 2012, día en que Cristina recibió el alta.

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El ministro de Seguridad, Hugo Matkovich, impartió directivas precisas a los subsecretarios dependientes de su cartera para que, en articulación con las distintas áreas del Gobierno provincial, se intensifiquen las tareas de abordaje, asistencia y acompañamiento a las personas afectadas en todo el territorio provincial.

La intervención se llevó adelante a partir de los pedidos canalizados al equipo de Emergencia del Ministerio de Desarrollo Humano, lo que permitió brindar una asistencia personalizada y focalizada, priorizando a los hogares que atraviesan situaciones de mayor vulnerabilidad como consecuencia del temporal.

La administración, uso y mantenimiento del Museo de Ciencias Naturales, ubicado en un espacio icónico de Resistencia, pasará a manos del Instituto de Cultura de la provincia para garantizar su preservación. El gobernador y el intendente rubricaron el correspondiente convenio.